chistes

Chistes de amigos para los niños


- Oye Manolo, ¿me prestas tu shampoo?
Pero, ¿tú no tienes el tuyo?
Sí, pero el mío dice para cabellos secos, y el mío está mojado.



- ¿Qué le dijo la luna al sol?
- Eres tan grande, y no te dejan salir de noche


- Ring, ring, ¿está Agustín?
- No, estoy incomodín.


- Había tres amigos que se llamaban Tonto, Nadie y Ninguno.
Tonto va y le dice al policía:
Nadie se cayó al pozo y Ninguno lo está ayudando.
Entonces el policía le responde:
¿Usted es tonto?
Sí, ¡Mucho gusto!





Va un gato caminando por un tejado y se encuentra a otro gato. El primer gato le dice al primero:
“Miauuuuu miauuuuuu”

Y el segundo le contesta:
“Guaaaaaau guuuuaaaaauuuu”

El primer gato se extraña y le pregunta:
“Oye, si tú eres un gato, porque ladras como un perro”

A lo que el segundo gato le contesta:
“¡¡Pues porque sé idiomas!!”






Una madre mosquito le dice a sus hijos mosquititos:

“Hijos, tened mucho cuidado con los humanos y no os acerquéis a ellos ya que siempre quieren matarnos”
Pero uno de los mosquitos le dijo:
“No, mami, eso no es cierto. El otro día un humano se paso la tarde aplaudiéndome.”




Va una moto a toda velocidad por la carretera, a más de 200 km/h y de repente se encuentra con un pajarito al que no puede esquivar. ¡¡Pum!! Le pega en todo el casco y el pájaro cae al asfalto.

El motorista se siente fatal por el accidente y se para a atender al pajarillo. Ve que aún está vivo y lo recoge, se lo lleva a casa, le compra una jaulita y lo cuida hasta que se pone bien.

A los pocos días el pajarito recupera la conciencia y al despertar se ve encerrado como en una cárcel y exclama en voz alta: “¡¡Nooo!! ¡¡Maté al motorista!!







Un partido de fútbol entre el equipo de los elefantes contra el equipo de los gusanos. El partido estaba muy descompensado. Tanto que a diez minutos del final iban ganando los elefantes por 50-0. Pero, de repente, el equipo de los gusanos hace un cambio y sale el ciempiés. El ciempiés empieza a meter un gol tras otro y al final del partido quedan 50-75. Al final del partido, el capitán de los elefantes, incrédulo, se acerca al vestuario de los gusanos y le pregunta a uno…

- ¡Qué portento de jugador! ¿Por qué no lo habéis sacado antes?

- Es que estaba terminando de atarse las botas.